Chico
conoce chica
Puso un anuncio buscando mujeres de las que
enamorarse. Todos los domingos, tras la comida, él se conduciría al lugar
llevando una rosa y ella, un libro.
Alguien que vio el anuncio y que lo conocía, dijo a
la chica que contactara con él, que era buena persona.
Quedaron ellos dos bajo un árbol de la plaza. Se
miraron. Fueron cerca y pidieron café,
según avanzaba la tarde, más sueltos, sorbieron copitas de licor. En la cita
contó que se sentía solo. Ella detalló que era actriz y que tenía poco trabajo.
Se dieron besos de despedida como hacen los pájaros y los novios.
Un conocido le informó de un posible contacto en
New York que buscaba actrices para un proyecto.
Le dijo lo que le habían contado, que se iba y que
se sentía como loca de felicidad. Al final, tras una larga conversación, le
invitó a que se fuera con ella a New York, que aquí no tenía nada, que a su
madre podía cuidarla su hermana…
Él dice que no, que tiene muchas cosas aquí y que
no puede dejar esto. Entonces quedan como amigos.
Aunque mantienen el contacto: ella manda fotos de
New York donde aparece con un tipo de origen asiático. Pasean por el puente de
Brooklyn, visitan Queens, se compran tazas donde ponen I un corazón NY.
A las pocas semanas, aunque le había prometido al
oriental ir a visitar juntos algo, había conseguido cerrar una cita con un
productor o director. Eso molestó al chino que comenzó a farfullar cosas, la
cosa se lía y se hace una típica discusión de pareja saliendo cosas que no
deberían haber salido.
Finalmente le dice a la chica que se vaya del piso,
que lo paga todo él y que ella no hace nada en todo el día.
Ella no tiene dónde ir, la primera noche duerme en
el parque utilizando la chaqueta de cuero como almohada. Al día siguiente, una
amiga, afortunadamente le invita a comer. Le cuenta cómo está la situación.
Pregunta si se puede quedar a dormir en su casa un par de días, hasta que lo
arregle con el oriental o bien encuentre trabajo. La amiga dice que no.
Llama a su amigo de España, el que antes fue medio
novio y el que puede rescatarla, porque no hay nadie más. Él se muestra feliz y
contento de que le haya ido mal. Soledad siente él y ella, cada uno en sus
diferentes sitios. Anima a la chica a que regrese. Y eso hace.
Quedan, se besan, viven juntos, se casan... Se
queda embarazada. Tienen dos niños que van creciendo poco a poco como ellos van
avanzando en edad. Una tarde, le llaman del colegio porque nadie ha ido a
recoger a los niños y el teléfono de ella no es atendido, encuentra a la mujer
colgada de una puerta en la casa.
Él llora amargamente.
AGUSTÍN JIMÉNEZ PEÑA
la ilusión la distancia la separación la soledad la resignación la posible felicidad y sin embargo uno que no se transforma con la vida.más que gustarme tengo que reconocer que me ha sorprendido.
ResponderEliminar¿Como murió ella?
EliminarSe ahorca
EliminarLa soledad es mala consejera y, a veces, nos pone en los labios, un beso amargo, como hacen, a veces, los pájaros y los novios... La soledad es mala consejera...
EliminarNo estoy de acuerdo...! La soledad, en sí misma, "ensimismada" (perdón por el juego de palabras) no es mala ni buena, sólo lo es la gestión que cada uno haga de ella... Y sí, a mí también, más que gustarme, me ha sorprendido el relato... No se parece en nada al tópico de Hollywood "chico-conoce-chica y fueron felices for ever and ever"... ¿Y por qué no puede ser la vida como lo es en Hollywood...?
EliminarAmargamente...
Eliminar"La soledad de dos en compañía"... Eso, al fin y al cabo, es también compartir, no...? Pero ella se va, dejándosela toda a él... Él llora amargamente por ella, pero yo no... ¡Yo lloro por él...!
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